Corona del Desterrado
La nieve es algo humano.
Javier García Sánchez
Nieva, está nevando
tan apacible y solemnemente,
como si nuestras manos pasajeras
llenas de fibrosas expresiones
se hubieran quebrantado,
como si ya la nieve voluptuosa
unida al entendimiento de la sangre,
nos dejara en la memoria
lo más pequeño, lo más frío,
aquello que de repente apaga
las brasas incandescentes del espíritu,
que lento y agonizante sucumbe
bajo un exclamatorio alumbramiento.
Nieva, está nevando
como si ya nada se opusiera
a la caída, al desamparo,
como si no hubiera porteros
ni enterradores en el mundo,
acaso esta nieve
no sea más que un sordo aplauso
para el furtivo desterrado,
acaso sea el sepelio
de todo lo estentóreo y sombrío,
que irrumpe serenamente
sobre nuestras ufanas estridencias.
Nieva, está nevando
al otro lado de mi incendio,
allí donde se despelleja el silencio,
donde no queda hueso sano
para golpear la tristeza,
tal vez sea esta nieve la memoria
de todo el aburrimiento acumulado,
quizás sea lo que nos deja el orgasmo
en la creciente fusión de lo impreciso,
un exceso cimbreante de chispas
que apaga su combustión en mi cabeza.